Durante unos meses recogí 11 muebles que encontraba en mis trayectos de la casa a la universidad/ de la universidad a la casa. Al cabo de completarlos decidí arreglarlos. Después, en una calle de mi barrio, Simón Bolivar, que generalmente está llena de basura. Un sabado los ubiqué en esa esquina, de ellos iba colgada una cartilla con instructivo de uso dónde se contaba una supuesta historia del objeto, cómo había sido encontrado, y finalmente, cómo ahora estaba siendo ubicado allí para ser nuevamente utilizado. El efecto del ejercicio en el lugar fue impresionante, la gente pasaba, miraba con curiosidad las historias, sin creer que fuera posible llevarse el obejto. Yo estaba a distancia, escondida y grabando.Finalmente,una habitante del sector,que entendió, agarró su mueble, y se fue.
